Hoy en día, somos conscientes de la importancia de acudir a un fisioterapeuta cuando nos hemos lesionado y entendemos que debemos de mantener un periodo de reposo más o menos largo a fin de que nuestra lesión se recupere con normalidad.
En la mayoría de los casos, tras el ese citado periodo de descanso queremos volver a la actividad lo más rápidamente posible, normalmente eso es un error. Al volver demasiado temprano a la actividad sin unas pautas adecuadas o unas limitaciones ante el ejercicio físico, lo que conseguimos es que esa lesión o bien recaiga y empeore, con el riesgo que eso conlleva o que se cronifique, consiguiendo que esa molestia acabe ocasionando problemas mucho peores que el simple dolor constante, como alteraciones en la postura, o lesiones en otras zonas y órganos por sobreprotección de la zona con la lesión anterior

Todo es una cuestion de equilibrio
Tras haber pasado por una lesión, la vuelta a la carga habitual debe de ser progresiva. Si nos paramos pensarlo es lógico, pero pocos de nosotros nos paramos a pensar, y más cuando nos encontramos “bien”. Siempre pongo el mismo ejemplo:
Un futbolista de primera división, es un profesional que sale muy caro tenerlo de baja, e intentan ponerlo en marcha por todos los medios posibles. Gracias a sus condiciones genéticas y a un buen trabajo interdisciplinar vuelven a la actividad en tiempos récord, pero nosotros obviamos que para conseguir eso, las cargas de entrenamiento han sido progresivas, primero en la piscina, luego trotando y el gimnasio, después ejercicios controlados, entrenamiento separado del grupo, entrenamiento con el grupo y al final vuelta a los campos. Pero no sólo eso, vuelve a jugar primero los últimos minutos del partido, después media parte, hasta que al final se ha readaptado al esfuerzo completamente.
Uso otra frase que resume muy bien todo lo dicho: “El hecho de que no te duela la espalda no significa que puedas jugar en la NFL”.
Nosotros simples humanos de a pie, sin un equipo de preparadores, médicos y fisioterapeutas vigilando de nosotros, tenemos que confiar en que nuestro fisioterapeuta, el único especialista en la recuperación de lesiones, sea el encargado de que nuestra vuelta a la actividad física sea lo más adecuada posible, pautándonos los ejercicios adecuados y las cargas de trabajo óptimas para evitar recaídas innecesarias. Si realizamos actividad deportiva, tendremos que buscar un profesional versado en ese campo, que conozca las necesidades del deporte que practicamos, y sea capaz de observar y corregir alteraciones posturales previas o derivadas de la lesión.
Pero no sólo es eso, además quien más y quien menos conoce a esa persona que es tan impaciente o que necesita tanto el ejercicio que no puede parar quieto aun estando lesionado (necesito salir a correr para quitarme el estrés de la oficina).
Nuestro cuerpo es un maquina fascinante, y es capaz no sólo de sanarse a sí mismo sino de trabajar bajo unas condiciones que no son beneficiosas para él (cuantos de nosotros hemos podido terminar de hacer esa sesión de ejercicio aún con el dolor presente). Lo sabio en estas situaciones en las que la lesión está todavía presente pero “no podemos” parar es aprender a trabajar lo que muchos llamamos alrededor de la lesión. Con los conocimientos adecuados y una buena guía profesional podemos seguir trabajando nuestro cuerpo y haciendo ejercicio, no sólo sin empeorar la situación, sino además favoreciendo que el proceso de recuperación se acelere, gracias al poder regenerador que tiene la actividad física, como el aumento de la circulación sanguínea generalizada y localizada, la segregación de endorfinas y el aumento de sustancias anabolizantes naturales en el organismo.
Por un lado tenemos la opción a priori más sencilla de realizar otro deporte o actividad que no afecte a nuestra lesión, como podría ser por ejemplo nadar si tenemos una fascitis plantar o salir a correr con un codo de tenista. Estos son ejemplos sencillos y de fácil deducción y si lo tienes claro y no tienes dudas de que la nueva actividad que vas a realizar empeora la lesión, puedes hacerlo por tu propio pie, pero ten en cuenta que ante cualquier duda preguntes a un profesional, que te aconsejaremos encantados. Como pros de esta opción, son actividades más divertidas a priori, aunque como contra la capacidad de ver acelerado el proceso de recuperación es menor
Por otro lado, tenemos la opción de trabajar «alrededor» de la zona lesionada. Es más complicado, requiere siempre de una supervisión profesional y requiere conocimientos de la biomecánica del cuerpo. Podemos realizar actividades más ligeras que impliquen a articulaciones cercanas a la lesión o a la propia lesión si la carga es adecuada al caso, como podría ser trabar bíceps/tríceps en una lesión de hombro, o realizar trabajo de estabilización escapular para reeducar o reforzar la correcta activación de los músculos a la hora de estabilizar el hombro lesionado (si quieres saber más de este punto puedes leerlo aquí). Otro ejemplo claro seria la realización de contracciones isométricas de cuádriceps con una lesión de cartílago o de tendón (una contracción isométrica es aquella en la que el musculo se tensa pero no existe movimiento alguno)
¿Qué es lo ideal? Trabajar las dos opciones. Con el trabajo de rehabilitación correcto, la fisioterapia adaptada a tus necesidades, el mantenimiento de una actividad física que no implique riesgos para la lesión y la estimulación correcta de la zona, tu lesión no sólo se recuperara antes, si no que esa sensación de impotencia por estar lesionado desaparecerá.
Desde IvanFisio, podemos aconsejarte tanto como fisioterapeutas como entrenadores personales, para conseguir tus objetivos de una manera rápida, correcta, y sobre todo sin riesgos inútiles para la salud. Estamos a tu disposición en el Centro Medico Verdu en Plaza San Francisco 18 de Zaragoza. Si no eres de Zaragoza, no importa, escríbeme y si podemos solucionaremos tus dudas y te ayudaremos en todo lo que podamos.
Ser fuertes para ser útiles
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